Las salas multisensoriales son espacios creados de forma artificial, diseñadas especialmente para controlar los estímulos sensoriales, incluyendo el sonido, la luz, el olor, el tacto, la temperatura y el espacio.
El equipo multisensorial se utiliza para estimular los sentidos, promover sensaciones placenteras y sensación de bienestar, con objetivos terapéuticos.
Ad Verheul y Jan Hulsegge fueron dos psicólogos neerlandeses que crearon estas salas multisensoriales en los años 70’s, como terapia para aquellos individuos con discapacidad más severa.
Se pueden beneficiar de espacios multisensoriales desde niños a adultos con diferentes ritmos de aprendizaje, personas con autismo, parálisis celebral y/o intelectual, personas con daños celebrarles, demencia y personas con trastornos mentales, incluyendo estrés y ansiedad, entre otros.
Las salas multisensoriales no necesitan de la comunicación verbal, por lo que son especialmente indicadas para personas con autismo que no cuentan con este tipo de comunicación, dado que pueden generar un tipo de estimulación difícil de conseguir de otro modo.
Los estudios realizados sobre personas con autismo y salas multisensoriales son escasos.
Dos estudios realizados en Bruselas realizadas a personas con autismo, tanto con adultos como niños y niñas, indican que se redujeron las conductas autodestructivas y agresivas, así como a comportamientos disruptivos.
Pese a los buenos resultados de las investigaciones, todavía son limitadas y es necesario seguir investigando para poder certificar que son efectivas en la mayoría de los casos con autismo.