Las cerraduras mecánicas automatizadas tienen como función principal la de proteger a los objetos que las personas guardan o mantienen en sus hogares, oficinas, depósitos, vehículos de carga, negocios, etc. Se denominan invisibles porque no pueden percibirse a primera vista, dado que se instalan por la parte interior de los cerramientos, ya sean puertas o ventanas. Estos dispositivos se pueden activar y desactivar mediante un mando a distancia codificado especialmente para cada uno de ellos, lo que evita que puedan ser hackeados. En lo que respecta a su funcionamiento, las cerraduras invisibles contienen un sistema electrónico que activa el pasador principal para que se incruste en la parte fija colocada en el borde de la pared. Así, un impulso electromagnético hace que el motor interno se mueva para abrir o para asegurar la entrada. Todos estos componentes se encuentran protegidos dentro de una carcasa de fibra altamente resistente al uso diario. Las cerraduras invisibles se pueden colocar en puertas acorazadas, de vidrio, de madera o de cualquier otro material mediante un adhesivo especial o tornillos, dependiendo del modelo elegido. Son sistemas automatizados que dificultan el acceso a los extraños. Evitan el desarrollo de acciones de fuerza para violentar sus funciones. Incluyen un sistema de alarma que se acciona cuando ocurren vibraciones anormales en las puertas. Una cerradura trabaja con varios controles, lo que significa que cada persona autorizada cuenta con su propia llave de acceso.