Cuando se instala un sistema de este tipo en la vivienda, una persona puede abrir y cerrar la puerta de casa con el móvil sin problema. Lo único que necesita es tener descargarse una App. Esto no solo le vendrá bien a más de un olvidadizo, sino que la aplicación le permitirá abrir la puerta a distancia, por lo que, si alguien espera visita y por algún motivo se estás demorando en llegar a casa, no hará falta correr: puede utilizar su App. La facilidad no es solo para el usuario principal, sino que la puede compartir con todos los que él quieras. El “te haré una copia de las llaves” se reemplaza por una autorización de acceso a la App. Ya no tendrá que pensar en si los hijos, la pareja o los familiares son prudentes o no con las llaves. Estas aplicaciones suelen incorporar también la posibilidad de crear códigos temporales para que ellos puedan abrir y cerrar la puerta de casa. Otra de las ventajas es que, al autorizar a otras personas, muchas de las aplicaciones permiten comprobar quién ha ingresado al hogar y a qué hora. Y, cuando se desea que alguien deje de tener acceso, basta con dar de baja a esa persona. Aunque son un recurso relativamente joven, estos sistemas se posicionan como una opción muy segura. Principalmente, porque funcionan a través de un cifrado de extremo a extremo, con estándares comparables a los del sector de la banca electrónica.