La madera ha estado entre nosotros a lo largo de nuestras vidas y todos conocemos sus características. Hay diferentes tipos, las hay que son más resistentes, otras son más densas, otras más blandas, unas más claras, otras mas oscuras, algunas tienen muchas vetas y nudos, otras no tienen apenas. La gran mayoría de variedades de madera pueden ser cosechadas en ciclos de 30-60 años. ¿Sabes cuanto tarda en crecer un Roble para poder cortarlo? 40 años. ¿Y la Teka o el Ipé? 100 años. ¿Y el bambú? 6 años. El ciclo normal de casi todas las variedades del bambú es de 3-7 años, pero eso no es todo, mientras que cualquier árbol hay que replantarlo y esperar muchos años para que vuelva a crecer y poder cortarlo, el bambú vuelve a brotar sin necesidad de replantar. El bambú es la planta de mayor crecimiento del planeta, produce más oxígeno y captura más CO2 que cualquier otra planta o árbol. La densidad de sus fibras es comparable a la madera más dura, y su resistencia y tensión comparable al acero. No hay en el mundo dos cañas de bambú iguales. Las estructuras se construyen a medida integrándolas perfectamente en el ambiente de cada espacio. Son cañas o palos de bambú que reflejan algo especial, esa regularidad irregular que tiene cada palo que lo hace diferente de todos los demás, las membranas, la mezcla de tonalidades, la textura, ese aire tropical o de aventura que nos evoca al verlo, o la satisfacción de tener una obra “exclusiva” en tu jardín o terraza. Entre las culturas y civilizaciones más antiguas se le conocía como “la planta de la vida”. Se le atribuyen muchas cualidades, entre otras, se dice que el bambú absorbe las malas vibraciones y produce energías positivas. El bambú es “la planta del siglo XXI”.