Comprar pequeños electrodomésticos de clase A+++ permite reducir el gasto energético. El ahorro logrado se especifica en la etiqueta informativa que acompaña a cada electrodoméstico comercializado en la Unión Europea. En líneas generales, un frigorífico de bajo consumo A+++ presentará un consumo inferior al 55% de la media de electrodomésticos. En consecuencia, otra poderosa razón por la que los electrodomésticos A+++ merecen la pena es el ahorro energético, de hasta un 70% menos en la factura de la luz. En números brutos, un frigorífico perteneciente a esta clase economizaría hasta 150-160 kw al año, nada menos. Los electrodomésticos A+++, o sus equivalentes B o C, se comercializan a precios más elevados que los de clase inferior. La máxima calificación energética agrega así un ‘sobreprecio’, que los consumidores inteligentes no dudan en pagar, por las elevadas prestaciones que obtienen a cambio. Los electrodomésticos con este etiquetado constituyen una inversión acertada a medio-largo plazo. El gasto inicial se ve compensado, en pocos años, por el ahorro monetario en la factura de la luz, así como en las reparaciones que los productos de gama media tienden a requerir con el tiempo y el uso. Además, la etiqueta energética A+++ garantiza una vida útil más extensa. Los electrodomésticos ‘para toda la vida’ son una especie en extinción, pero aún pueden encontrarse bajo esta calificación, aval no sólo de una mayor eficiencia energética sino de una durabilidad y prestaciones por encima de la media. En definitiva, las altas prestaciones, sumadas al menor gasto y la sostenibilidad, redundan en una garantía de satisfacción para los clientes ahorradores. Con ellos se contribuye a la reducción del consumo eléctrico y de agua, disminuyéndose así la sobreexplotación de recursos naturales. Dado que los electrodomésticos de categoría A o superior se fabrican con materias sostenibles, su producción no perjudica el medio ambiente, siendo su reciclaje más sostenible que el de otros equipamientos.