La frecuencia con la que deben bañarse los adultos mayores depende de varios factores como el estado de salud, la movilidad y la sensibilidad de la piel.
Un baño completo diario puede no ser necesario y en algunos casos, incluso, puede ser contraproducente.
A partir de los 65 años, la piel cambia y necesita otros cuidados, ya que se vuelve más delgada y sensible.
La película hidrolipídica, una barrera natural que protege la piel y mantiene su hidratación, se debilita con la edad.
Meaume recomienda que, a partir de los 65 ó 70 años, lo ideal es enjuagarse el cuerpo diariamente, pero usar jabón solo un día de cada tres, evitando frotar la piel con demasiada fuerza.
La limpieza diaria de áreas clave como el rostro, axilas, genitales y pies es fundamental para evitar infecciones y mantener el bienestar general.
En casos donde la movilidad está comprometida, se pueden utilizar toallitas húmedas o baños de esponja, que resultan eficaces para mantener la higiene sin exponer la piel al agua de forma excesiva.