Si estás pensando en cambiar tu cocina, es importante elegir tanto la decoración como los electrodomésticos que vas incorporar, en este caso, entre una placa vitrocerámica o de inducción.
La principal ventaja de las placas de vitrocerámicas es su limpieza, ya que para que estén relucientes tanto solo hace falta un limpiador y una bayeta, es decir, invertir 3 minutos en su limpieza.
Una de sus principales ventajas es que es muy rápida permitiendo hervir agua en la mitad de tiempo que con una cocina de gas tradicional.
Ventajas de las vitrocerámicas
Es un tipo de solución que presenta diferentes ventajas:
Más baratas que las cocinas de inducción.
Son más fáciles de limpiar que las cocinas de gas, y estéticamente más atractivas que los fogones.
La instalación es más sencilla que las de gas ya que sólo necesita la instalación eléctrica.
Son compatibles con gran cantidad de recipientes por sus materiales (soporta hierro, barro, aluminio…)
Conserva el calor residual después de apagarlas y seguir cocinando con el calor que queda.
Tardan más en calentarse y enfriarse, consumiendo más electricidad, derivando en una subida del precio de la luz.
Hay que limpiarla con productos especiales para que no se raye.
Las placas de inducción son las más modernas, creando un campo magnético que al entrar en contenido con el recipiente produce energía calorífica y lo calienta.
Las cocinas de inducción consumen un 20% menos de electricidad que la vitrocerámica, ya que producen menos energía, siendo más eficientes.
Se calienta rápidamente.
Son más seguras al utilizar una tecnología más fría, sobretodo en caso de los niños.
Son fáciles de limpiar.
Aún así, la oferta cada vez es mayor, por tanto, los precios son algo más económicos.
Lo que está claro a la hora de elegir es que cada usuario decidirá dependiendo de las condiciones, gustos y necesidades, ya que dependerá del tipo de uso que le va a dar a la placa.