La accesibilidad se ha convertido en uno de los mayores retos y es un indicador claro del progreso y del desarrollo social alcanzados.
Se considera a la persona y a su entorno como un todo, y se asume que además de intervenir sobre ella para que desarrolle estrategias para su autonomía, el medio en el que se desenvuelve debe diseñarse con el objetivo de asegurar la normalización y sus derechos como ciudadano.
Para facilitar el desenvolvimiento autónomo, resulta imprescindible, además, que los entornos dispongan de medidas para:
a) Posibilitar la orientación en los espacios.
b) Facilitar la localización de puntos de interés, objetos, etc.
c) Minimizar los peligros y alertar de posibles riesgos.
d) Recibir de forma comprensible la información disponible para realizar acciones, tomar decisiones, etc.
e) Compensar las carencias para percibir los contenidos que son puramente visuales.
Las medidas se encuentran recogidas en las distintas normativas, documentos técnicos y manuales y contemplan aspectos:
Visuales: muchas personas conservan un resto de visión y un adecuado diseño ambiental permite su uso eficiente.
Auditivos: que facilitan la orientación en los desplazamientos y permiten recibir información de alerta de posibles peligros.
Táctiles: la instalación de texturas diferentes permite identificar o discriminar distintos espacios, descubrir el lugar en que se encuentra, así como estudiar los terrenos y las superficies por las que se desplaza para resolver de una manera satisfactoria la mayoría de las situaciones.
Más información sobre la accesibilidad en los entornos, bienes y servicios en los siguientes enlaces:
Accesibilidad al entorno físico
Accesibilidad a los contenidos
Accesibilidad a la información
Accesibilidad a la educación
Accesibilidad a la cultura
Accesibilidad en el empleo
Accesibilidad a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)