Los pestillos para puertas interiores son un elemento que aporta seguridad e intimidad a la estancia.
Es el más sencillo de colocar.
De hecho se puede poner en casi cualquier puerta, incluso en un armario.
Por contra, no son muy seguros, ya que se instalan con tirafondos.
Tanto los pestillos como las cerraduras o cerrojos son mecanismos para aumentar la seguridad de una puerta.
La gran diferencia entre estos dos elementos es el nivel de seguridad que aportan:
Pestillo.
El pestillo está instalado en el interior de la puerta.
El sistema de bloqueo de este pestillo, en vez de ser deslizante, va embutido en el mecanismo.
Es el típico pestillo de seguridad que se aloja en el suelo.
Ideal para portones de hierro, puertas de garaje.
Es el pestillo con bloqueo clásico que va insertado en la manilla de la puerta, y se cierra con un un simple giro.
Las aldabas utilizan la gravedad como mecanismo de cierre.
El gancho contraviento es uno de los pestillos más sencillos.
Similar a la aldaba, pero el gancho donde se introduce el pestillo se atornilla.
Elegir el pestillo que mejor se adecue a lo que necesitas depende de 3 factores:
Seguridad.
Según la seguridad que necesites, puedes comprar un tipo de pestillo u otro.
Los pestillos que no se anclan con tiradores son más resistentes, así como los pestillos de hierro.
Estética.
El material de la puerta o el diseño pueden influir en la decisión sobre qué pestillo elegir.
Tipo de puerta.
Dependiendo de si tienes una puerta simple, una doble o una corredera, la elección del pestillo puede variar.
En una corredera será mejor instalar una aldaba, por ejemplo.
Los pestillos para puertas interiores son una forma de proteger una habitación, ya sea por querer tener más seguridad o por querer tener una mayor intimidad.
Dependiendo del tipo de puerta y de la seguridad que quieras, un tipo será mejor que otro.