Acceso: Un espacio desprovisto de objetos, alfombras o muebles evitará que estos impidan el paso a las sillas de ruedas o andaderas o que las personas se tropiecen.
Puertas: Deben tener más de 90 cm de ancho para que pase la silla de ruedas y la andadera y manillas de palanca, más prácticas para los adultos mayores.
Evitar cerraduras y tratar de que la puerta abra hacia afuera.
Suelo: En el baño, el suelo puede resultar resbaladizo.
Tenemos en el mercado recubrimientos de cerámica, pisos de epoxi o de goma que pueden ser muy útiles.
Expertos recomiendan que los colores de paredes y pisos se diferencien de los artículos sanitarios.
Un baño con la altura adecuada (46 cm), más alto que el convencional, facilita a las personas mayores la movilidad para sentarse y al levantarse.
Barras de apoyo o asideros: Para facilitar el movimiento al sentarse y al levantarse del inodoro o al entrar en la ducha, se usarán barras de seguridad de aluminio o de acero inoxidable.
Debemos asegurarnos de que queden bien seguras en la pared.
Se colocan cerca del inodoro y de la ducha, entre 1.10 y 1.30 metros de altura.
Grifos: Es recomendable instalar grifería de palanca, fácil de manipular.
Ducha con, al menos, 80 cm de ancho.
Evitar las bañeras, ya que presentan más dificultad para las personas mayores a la hora de entrar o salir de ellas.
Se debe prever un espacio más amplio para un acompañante, en caso de que la persona lo requiera.
Un complemento de ducha con manguera es recomendable.
Un asiento plegable puede resultar práctico para el aseo y confort del adulto mayor; colocarlas a unos 45 cm del suelo.
Mayor seguridad en los baños para la tercera edad También debemos considerar otros elementos complementarios para la seguridad y atención de los adultos mayores, como pueden ser: Sistema de alerta.