Las cerraduras electrónicas tienen muchos beneficios en común. No se pueden hacer copias de las llaves. Por lo tanto, el propietario tiene la certeza del número de llaves en circulación. Una sola llave para todo. A una sola llave de le asignan todos los derechos de acceso de las puertas que tenga que abrir. Las llaves perdidas no son un problema. Simplemente se eliminan del sistema. Se avisa a las cerraduras que no abran más a esa llave y listos. No es necesario custodiar llaves. Porque en realidad las llaves o tarjetas o el dedo no abren nada hasta que no se les programan los derechos de acceso. Sistemas muy seguros. No son sistemas mecánicos. Todas estas características hacen que las cerraduras electrónicas sean muy superiores a las cerraduras mecánicas.
Las cerraduras electrónicas tienen un problema que no es menor y que ha frenado su expansión: Las cerraduras electrónicas requieren una fuente de alimentación. Y para ello, hay dos soluciones: O bien se ponen baterías en la cerradura. O bien se tiene que cablear la puerta. Y ninguna de las dos es una buena solución para desplegar en edificios con muchas puertas. Las cerraduras electrónicas con batería son una mala opción porque si se acaba la batería, no entras. Si tienes las puertas con cerraduras electrónicas con batería deberás acordarte de ir cambiándolas antes de que se agoten.
Las cerraduras no deben representar un problema adicional para estas organizaciones. Quizás puedan valer para tu casa, pero no para una instalación mediana o grande. Las cerraduras electrónicas aportan más valor cuantas más puertas las tengan instaladas. Pero al mismo ritmo que se incrementa el valor, se incrementa también la inversión. Además del coste, tienen dos inconvenientes adicionales: si se va la luz del edifico, no puedes entrar y por otro lado, no son las más seguras, ya que normalmente actúan liberando solamente el resbalón, es decir, funcionan si se cierra la puerta “de golpe”, no con llave.