A la hora de seleccionar el material para una puerta generalmente se siguen dos criterios: el funcional y el estético.
Una puerta funcional aporta seguridad y resistencia, aislando el sonido, la temperatura y la humedad.
Pero cumplir con estos requisitos no implica que no pueda seguir cierto criterio estético, adaptándose a los ambientes concretos.
Si vives en un entorno con grandes cambios de temperatura, nieve o viento fuerte, debes tener una puerta que aguante todo tipo de climas adversos, para que dure y para que impida que tanto las altas como las bajas temperaturas entren en tu hogar.
Asimismo, si hace mucho sol, también deberás elegir un material con un acabado que no se decolore ni se agriete.
En este caso, el aluminio podría ser la opción más adecuada.
Si tu vecindario es muy movido o vives en una zona marcada por la contaminación acústica, quizá debas priorizar el aislamiento del ruido.
Las puertas de PVC destacan precisamente por ofrecer un gran aislamiento acústico.
Si te preocupa la propagación del fuego, también es interesante comprobar los niveles de inflamación.
Para inflamar el aluminio hacen falta temperaturas más elevadas que para inflamar el PVC, así que las puertas de aluminio son más resistentes al fuego.
Aunque cabe destacar que hoy en día también hay muchas puertas de PVC muy resistentes.
Cómo elegir el material de una puerta
Como ves, elegir el material adecuado para una puerta depende totalmente de tus necesidades, pues aunque tengan similitudes, cada una tiene características diferentes.
No obstante, si no tienes problemas de contaminación acústica, te recomendamos enormemente optar por una puerta de aluminio.