Adaptar juegos para niños con necesidades especiales no solo es posible, sino fundamental para garantizar que todos los pequeños se sientan parte del grupo, seguros y con la libertad de expresarse.
La inclusión en el juego es una forma concreta de fomentar la empatía, el respeto y la participación activa de todos los niños.
A través del juego adaptado: Se promueve la igualdad de oportunidades.
Se fortalece la autoestima y la autonomía.
Se desarrollan habilidades sociales sin barreras.
Además, adaptar un juego no significa cambiar su esencia, sino hacer pequeños ajustes para que todos puedan disfrutarlo.
Cada niño es único, pero a grandes rasgos, podemos pensar en adaptaciones según los siguientes grupos de necesidades: Diversidad cognitiva (TEA, TDAH, discapacidad intelectual), sensoriales (hipersensibilidad auditiva, visual, táctil), motrices (dificultades físicas o movilidad reducida).