Según la AEP, a la hora de comprar nueva una barrera o puerta de seguridad infantil, es imprescindible tener algunos aspectos en cuenta. Por ejemplo, no comprar barreras a presión para la parte superior de las escaleras. Las puertas y barreras a presión, por su parte, son recomendables solo para las partes inferiores de las escaleras, donde la caída en caso de que estas se caigan no conlleva un riesgo tan alto. Una vez instalada, compruebe que cuando está abierta no hay posibilidad de que su hijo pueda quedar atrapado en ningún sitio y que no tenga bordes o salientes afilados. Otro aspecto reseñable es la edad máxima recomendada para el uso de este tipo de elementos de seguridad porque hay un matiz que lleva a la AEP a recomendar que no se haga uso de las barreras a partir de los 2 años de edad del niño: la altura de la misma. Por lo general, los fabricantes no indican la edad, pero sí la altura para la cual la barrera es apta. Es absolutamente imprescindible también comprobar que el producto cuenta con la etiqueta de que cumple la normativa europea vigente. Por último, también es muy importante asegurarse de que todas las barreras están bien cerradas siempre que el niño esté en vivienda, y también comprobar siempre los mecanismos de cierre y estabilidad cada vez que se utilicen.