Si estas ideas se tienen en cuenta desde el momento del diseño el coste es cero.
Hacer un espacio accesible no siempre significa grandes obras.
Se trata de pensar de forma práctica, pero también estética, porque accesibilidad y diseño no son opuestos, sino aliados.
La accesibilidad es versatilidad.
Un dormitorio accesible es también un dormitorio relajante, pensado para que descansar no sea un esfuerzo.
La accesibilidad no resta sofisticación; al contrario, la eleva.
Porque un dormitorio verdaderamente bien diseñado es aquel que puede disfrutarse sin limitaciones, donde la estética dialoga con la funcionalidad y cada detalle suma al confort.
La iluminación también juega un papel fundamental: luces regulables, lámparas de pie con base estable o interruptores situados a una altura cómoda permiten un uso intuitivo y elegante.
Es decir, diseñar pensando en la inclusión desde el principio resulta no solo más humano, sino también más eficiente.
Nuestro objetivo es mejorar la vida de las personas.