Las puertas antiguas son piezas muy especiales, por lo general muy bien conservadas. Y en el caso de las que tienen algún desperfecto causado por el paso del tiempo, se pueden restaurar para dejarlas perfectas. Se pueden combinar con aislantes, sistemas de instalación y cristales de última generación, pero sin perder su esencia, su estética original. Las puertas antiguas de Interior y exterior son una opción, donde las de interior suelen ser unas puertas más blandas, con materiales más ligeros y decoraciones más estilosas debido a su menor deterioro. En cambio las de exterior suelen ser portones más toscos, de materiales más resistentes a la intemperie y generalmente con una decoración donde los herrajes y los clavos predominan. También hay puertas antiguas de forja, madera y acristalada, donde las de madera pueden ser de muchos materiales, la mayoría de pino pero también las hay de roble, olmo, nogal, etc. Las de forja por lo general son siempre de exterior y solían encontrarse en lugares de gente adinerada, castillos, palacios, etc. Además, hay puertas policromadas que generalmente a partir del siglo XVI y requieren de un minucioso trabajo de restauración.