El precio de una puerta de madera parte de unos 250 €, aunque según el tipo de material, su calidad y el diseño el precio puede alcanzar los 600 €.
A ello habría que sumar la mano de obra de la instalación, que de media se sitúa en unos 100 €.
Una puerta de interior, sin instalación, puede costar desde 70 € hasta los 300 €.
Si se trata de una puerta de alta gama, el precio podría rozar incluso los 1.000 €.
Una puerta de entrada acorazada de madera de nogal puede costar, de media, unos 700 €.
El presupuesto puede variar, influye en primer lugar, el tipo de puerta, si es batiente o corredera.
También influye si es necesario retirar la antigua o realizar algún tipo de corrección en el marco para que la nueva encaje perfectamente.
Y, además, también se tienen en cuenta si son puertas de características especiales, como las blindadas o puertas de madera antiguas que puedan tener un valor elevado.
De manera general, montar una puerta de madera cuesta alrededor de 100 €, más baratas las de interior o las puertas de madera de armario y más caras las de exterior o las de entrada.
Por ejemplo, puertas de madera con cristal o cuarterones elevan su precio respecto a las lisas.
El precio depende de diferentes factores, los principales son el material y el modelo de apertura.
El tipo de madera, su dureza y calidad o si son puertas de madera maciza o no determinan en buena medida el presupuesto.
En cuanto al sistema de apertura, el más económico es el sistema batiente, mientras que las puertas correderas pueden elevar considerablemente el precio, sobre todo si son empotradas y se necesitan trabajos de albañilería.
El segundo factor es si se trata de puertas de madera a medida o de fabricación estándar, puesto que las primeras suelen ser más caras por el nivel de personalización que permiten.
Un tercer factor clave es el diseño, influye tanto el acabado como los elementos decorativos o funcionales.
Y, además de ello, hay que tener en cuenta si son puertas de exterior o de interior, las primeras deben llevar tratamientos para protegerlas de humedad y rayos solares, así como de hongos e insectos que se alimentan de madera.