Bañera, inodoro y bidé.
El arquitecto y diseñador italiano Gio Ponti sosteniendo la maqueta de un mueble para el baño.
Ese sanitario menor, nacido en Francia en el siglo XVIII, ha tenido siempre su espacio en nuestros corazones, ya sea como complemento a la higiene diaria, el aseo de las personas de movilidad reducida o para inculcar hábitos de limpieza a los más pequeños.
El bidé, pieza indiscutible de nuestros baños durante décadas.
Todas las casas elegantes de los años 60 lo tenían, cualquier promoción inmobiliaria de postín en los 90 los incluían.
La ducha higiénica es la alternativa perfecta: es práctica, ocupa apenas unos centímetros, es más discreta y fácil de usar y de limpiar e incluso puede aportar una nota de color y diseño en nuestro baño.
Otra de las grandes ventaja de las nuevas duchetas frente a los primitivos bidés es su responsabilidad medioambiental: no solo garantizan un consumo de agua menor gracias a las innovaciones técnicas, grifos mezcladores y mecanismos antifuga, sino que ayudan a disminuir el uso de papel higiénico y de toallitas íntimas.
La colección de ducha higiénica Ethika de Strohm Tekaa.
La colección Be Fresh Go de Roca.
Porcelanosa, con su ducha higiénica Round cromo.