Para reducir el ruido, es importante sellar bien la puerta, especialmente en la parte baja y en las juntas, ya que suelen tener huecos por los que entran corrientes de aire, luz y ruido. Un burlete es ideal para sellar la parte baja de la puerta, y existen diferentes tipos, como burletes autoadhesivos, basculantes o de doble rollo, y materiales, como silicona, que es muy eficaz debido a su gran resistencia y aislamiento.
También es necesario sellar el marco de la puerta con burletes que se ajusten bien al hueco para evitar que entre aire y ruido. Para ello, se puede utilizar burletes de vinilo con tiras adhesivas o burletes de metal que se atornillan.
Además, es importante tapar grietas y agujeros en la puerta o a su alrededor con masilla selladora o espuma de poliuretano. Otra opción es forrar la puerta con aislantes acústicos, como paneles acústicos de espuma o mantas de fibra de vidrio, que absorben las ondas del sonido y reducen el ruido.
Incluso se puede utilizar pintura insonorizante, que absorbe el sonido y lo reduce hasta un 30%, o cortinas que absorben el sonido, que son una opción eficaz y fácil de instalar.
Finalmente, cambiar las bisagras, manetas o cerraduras antiguas por otras más ajustadas o taparlas con una tapita también puede ayudar a reducir el ruido. La opción más efectiva, aunque también la más costosa y laboriosa, es cambiar la puerta por una puerta insonorizada, que ofrece niveles de aislamiento acústico de entre 30 dB y 51 dB.