Las rampas para silla de ruedas y para personas con movilidad reducida permiten salvar desniveles verticales y pueden ser utilizadas por cualquier persona con problemas de movilidad permanente o temporal.
Las rampas son una de las medidas de accesibilidad más habituales.
No obstante, se trata de la opción más viable para garantizar el acceso de personas con discapacidad sustituyendo a las escaleras convencionales.
Actualmente podemos verlas tanto en locales comerciales como en edificios y espacios públicos, casas particulares o comunidades de vecinos.
Puesto que el objetivo de estas rampas es comunicar dos zonas que están a distinto nivel, tanto en interior como al aire libre, las opciones para su construcción son varias, tanto en materiales como en diseño.
Para empezar, las rampas salvaescaleras o rampas de acceso para discapacitados nunca deben superar el 10% de inclinación.
Cuanto más largas sean, menor será su pendiente, siendo más fácil transitar por ellas.
Por supuesto, antes de elegir una rampa para discapacitados, también valoraremos la barrera arquitectónica a salvar, en qué entorno se ubica, cuáles son los diferentes accesos a la vivienda/espacio o cuáles son las condiciones geométricas del lugar donde nos encontramos.
Por otra parte, y según su uso, tendremos que evaluar si conviene más construir una rampa fija o instalar una rampa de acceso temporal.
Con todos estos elementos, podemos distinguir entre:
Rampas fijas de obra, rampas fijas prefabricadas, rampas plegables y rampas telescópicas.
Las rampas de accesibilidad telescópicas están formadas por dos carriles independientes que disminuyen o aumentan su longitud según las necesidades del usuario.
Permiten salvar diferentes alturas y pendientes, y están disponibles en distintas anchuras, adaptándose a espacios interiores y exteriores.
Construir una rampa de acceso implica cumplir con una serie de cuestiones técnicas.
En todos los casos, estos elementos deben ser accesibles, usables y seguros.
Por este motivo, se recomienda que la solución sea proyectada por un profesional especialista que certifique el cumplimiento de la normativa vigente y de todos los requisitos de accesibilidad.
Según la normativa actual, las rampas de acceso para discapacitados deben ajustarse a determinados criterios.
La pendiente de una rampa vehicular depende de su longitud, no superando el 10% de desnivel si la rampa mide menos de 3 metros, el 8% si mide entre 3 y 6 metros y el 6% si mide más de 6 metros.
La inclinación transversal nunca estará por encima del 2%.
Las rampas para sillas de ruedas deben tener, como mínimo, 1,2 metros de ancho y su longitud varía según el contexto, aunque su extensión máxima es de 9 metros.
Si una rampa es más larga, deben construirse descansillos intermedios de al menos 1,5 metros de largo y con la misma anchura que la rampa.
Las rampas vehiculares deben ser antideslizantes y disponer de doble barandilla y de un zócalo o bordillo para evitar accidentes.
Al construir este tipo de rampas de acceso es importante prever una zona libre de obstáculos y salientes, tanto en el embarque como en el desembarque.
Estas zonas tendrán 1,5 metros de diámetro para que los usuarios de sillas de ruedas o scooters eléctricos puedan maniobrar sin dificultad.
En zonas donde no es posible construir o instalar una rampa para sillas de ruedas por espacio o por el entorno, existen otras alternativas como los salvaescaleras y elevadores.
En nuestra web encontrarás más soluciones para usuarios de sillas de ruedas y sus acompañantes.
Suscríbete a nuestra newsletter para recibir nuestras noticias y novedades.