Es una verdad como un templo: nuestra casa es nuestra zona de confort, tanto para adultos como para niños.
Nuestro nido, allá donde se desarrollan las relaciones familiares y la dinámica familiar entre los diferentes miembros.
Su origen es neurobiológico, es decir, existe un desequilibrio entre neurotransmisores cerebrales y agrupa los síntomas de Déficit de Atención, Impulsividad e Hiperactividad.
Las personas que padecen este trastorno tienen dificultades para optimizar sus propios recursos.
Por eso, es muy importante potenciar un ambiente tranquilo, donde no haya mucho ruido ambiental; un hogar bien organizado y estructurado a nivel de orden y de rutinas, beneficiará a un niño con TDA/H.
No es una enfermedad: es un trastorno neurobiológico y se convive con él, con o sin medicación.
En España, se calcula que alrededor del 6,8% de los niños tienen TDA/H.
Perdura a lo largo de la vida pero la sintomatología cambia.
Los niños con TDA/H acostumbran a ser creativos, imaginativos, cariñosos, amables y simpáticos.
Los niños con TDA/H pueden llevar una vida normal, con la ayuda de profesionales.