Entre el sexto y el octavo mes, los bebés son capaces de sentarse erguidos sin apoyos, gatear, y agarrar cualquier objeto a su alcance.
Sus primeros dientes incisivos empiezan a salir alrededor de los seis meses, lo que indica que pronto será capaz de morder y masticar alimentos blandos.
Después de los ocho meses, son gateadores hábiles y rápidos.
Ya pueden levantarse apoyándose en los muebles, y son capaces de gatear por escaleras arriba, ¡y mucho ojo con ir escaleras abajo!.
También pueden utilizar sus manos de una forma más eficaz, incluso abrir cajones y armarios bajos.
Las personas adultas deben ser especialmente conscientes acerca de la seguridad en estos momentos, ya que los bebés son muy curiosos de forma innata.
No es seguro dejar a un bebé solo en una habitación a esta edad.
Es en este periodo de tiempo cuando se debe comprobar que su casa o el entorno habitual sea “a prueba de bebés", lo que incluye la instalación de puertas de seguridad sobre escaleras, cerraduras especiales a prueba de niños y protectores para enchufes, para ayudar a hacer más seguro el entorno del hogar.
Un consejo: ponte a gatas y comprueba a donde llegaría tu peque para darte cuenta de primera mano los puntos potencialmente peligrosos.
Las habilidades auditivas han ido mejorando, por lo que los bebés pueden reconocer palabras como "sí" y "no".
Ésta es una época en la desarrollan un fuerte apego a la familia y los seres más cercanos, y pueden llegar a estar incómodos con extraños.
Cuando se acerca el momento del primer cumpleaños, son capaces de estar de pie y ya están dispuestos a recorrer sus primeros pasos.
Pueden ponerse de pie por ellos mismos y practicar a andar, empujando un andador o cogiendo de la mano a un adulto.
Los músculos de los dedos están bien desarrollados, por lo que los bebés pueden coger pequeños objetos con el pulgar y el índice.
Si se les da un lápiz grueso, pueden garabatear en un papel.
Los bebés empiezan a desarrollar patrones en el balbuceo y comienzan a incluir palabras y nombres.