La luz roja puede ser una herramienta efectiva para ayudar a los bebés a dormir mejor.
Basándose en los descubrimientos sobre los genes reloj que guían nuestro comportamiento de sueño, Axelrod destaca la importancia de controlar la exposición a la luz, tanto para los adultos como para los bebés.
La clave radica en la forma en que nuestros cuerpos responden a diferentes longitudes de onda de luz.
La luz azul, que está presente en dispositivos electrónicos y bombillas convencionales, tiende a aumentar el estado de alerta al suprimir la producción de melatonina, la hormona del sueño.
En contraste, la luz roja no reprime la producción de melatonina, lo que la convierte en una opción ideal para promover el sueño.
Además, la luz roja puede ayudar a crear un ambiente tranquilo y relajante, preparando a los bebés para un sueño reparador.
Numerosos padres han experimentado los beneficios de utilizar luces rojas para mejorar el sueño de sus bebés.
La propia Axelrod relata cómo la implementación de este enfoque con su hija, Leah, produjo resultados positivos casi de inmediato.
Expertos en el campo de la pediatría y la neurociencia respaldan esta práctica, destacando su base científica y su capacidad para proporcionar un sueño más reparador tanto para los bebés como para sus cuidadores.
Según la neurocientífica Sofia Axelrod, experta en ritmos circadianos, la exposición a la luz roja puede jugar un papel crucial en la regulación del sueño de los bebés durante los primeros meses de vida.