El Código Técnico de Edificación (CTE) en España establece dos clasificaciones de vidrio: 1(B)1 y 2(B)2, donde 1(B)1 es más resistente que 2(B)2.
La forma de incrementar la resistencia de los vidrios y por tanto, su nivel de seguridad, es colocando múltiples láminas intermedias de PVB.
Es decir, a mayor espesor de los vidrios y mayor número de láminas de PVB, mayor será su resistencia.
Todo acristalamiento que tenga riesgo de impacto debe incorporar vidrio laminado de seguridad en todas las caras en que exista dicho riesgo.
Por ejemplo, un vidrio aislante o doble acristalamiento denominado 44.1/16/4 consta de: Un vidrio laminar al exterior, con espesor de 4+4 mm y 1 PVB.
Para protección adicional contra intrusiones, se necesitan vidrios que cumplan con la normativa UN EN-356.
Se proporcionan clasificaciones de seguridad para cada grupo.
Se utilizará el tipo adecuado según la zona y riesgo de impacto.
Por ejemplo, el LamiGlass 44.1 se clasifica como 2(B)2, mientras que el LamiGlass 66.1 es 1(B)1.
Si se trata de una ventana sin acceso por la parte exterior, el laminar puede estar únicamente al interior.
Como es lógico, este tipo de vidrios son indicados para puertas acristaladas y ventanas en las que necesitamos una mayor protección, y para áreas donde exista riesgo de rotura o impacto.
En un doble acristalamiento, que es el estándar actual en cualquier hueco, los vidrios laminados se pueden colocar tanto en la cara al exterior o en la cara al interior.
Todo depende de las necesidades de específicas de protección.
El LamiGlass 66.1 es 1(B)1.
El LamiGlass 44.1 se clasifica como 2(B)2.
La normativa clasifica la resistencia al ataque manual en dos grupos (A y B).
El grupo A evalúa la resistencia al impacto de una bola de 4kg y 10cm de diámetro, mientras que el grupo B evalúa la resistencia al ataque con un martillo de 2 kg.
Los vidrios laminados se identifican por el espesor en milímetros de los vidrios que los conforman.
Seguidamente, se añade el número de films intercalarios (PVBs) de ese vidrio.