Proteger la cerradura puede ser más sencillo de lo que parece. Según explican los cerrajeros especializados en seguridad, el primer paso para proteger nuestra puerta, sea del tipo que sea, es ocultar cualquier información visible que pueda facilitar el trabajo de los ladrones. Esto incluye la marca de la cerradura, el tipo de bombín u otros detalles que puedan ayudar a los delincuentes a abrirla con mayor rapidez. Para ello, se recomienda instalar un escudo de seguridad. Este elemento protege el bombín o cilindro de la cerradura, impidiendo que los ladrones accedan a su mecanismo interno. Tal y como explican, una vez puesto, el ladrón no sabe qué tipo de cilindro hay detrás, y esto nos da una gran ventaja. Además de instalar un escudo de seguridad, existen otras medidas que pueden ayudar a reforzar la cerradura y hacer que el acceso a la vivienda sea mucho más difícil para los ladrones. Una de las opciones más efectivas es cambiar el bombín por uno de alta seguridad, diseñado para resistir técnicas como el bumping, el ganzuado o el taladro. También es recomendable añadir cerrojos adicionales, como los de tipo FAC, que proporcionan una capa extra de protección. Otra alternativa es instalar una barra antipánico o un bloqueo nocturno, que impiden que la puerta se abra incluso si la cerradura ha sido forzada. Además, reforzar el marco de la puerta con chapas metálicas o sistemas de refuerzo puede evitar que los delincuentes la manipulen con palancas. Por último, instalar una mirilla digital o una cámara de vigilancia en la entrada permite monitorear cualquier actividad sospechosa y disuadir posibles intentos de robo.