La decoración nórdica se ha posicionado como uno de los estilos decorativos más importantes de los últimos años. Las casas de estilo nórdico destacan por sus líneas neutras y atemporales, por la búsqueda de la iluminación natural y por los colores claros en paredes, suelos, muebles y accesorios. En líneas generales, este tipo de decoración podría definirse como sencilla, aunque destila personalidad y exclusividad, pues cada estancia transmite calidez y funcionalidad a partes iguales. El estilo nórdico tiene su origen en el siglo XIX, en los países del norte de Europa, donde las condiciones climatológicas adversas exigían el uso de mobiliario de calidad, duradero y que transmitiera calidez. Las casas de estilo nórdico se caracterizan por su limpieza visual y por la iluminación, que en muchas ocasiones se logra dejando las ventanas “desnudas” para aprovechar el 100% de la luz natural. La madera aporta un aspecto rústico y tradicional que identificamos con la naturalidad, la calidez y el confort sin sobrecargar los espacios, algo que encaja perfectamente con el estilo decorativo inspirado en los países del norte de Europa. Los elementos naturales no pueden faltar en una casa decorada con estilo nórdico, como la madera y la piedra, que pueden aportar a tus espacios un toque muy personal. Los muebles de estilo nórdico suelen ser bajos, simples y de líneas rectas, y los textiles como alfombras, cojines, mantas, etc., de piel, lana o lino, aportan la calidez que este estilo reivindica. Las plantas aportan frescura y transmiten vitalidad a cualquier espacio, y los elementos metálicos, como las lámparas, son característicos del estilo nórdico industrial.