Si no lijamos la superficie, la pintura que vayamos a aplicar después se resbalará y la pieza no quedará uniformemente pintada.
El lijado de la madera cumple con una doble función: 1) Limpiar la grasa y la suciedad de la superficie, y 2) Favorecer el anclaje de las pinturas de acabado o los tratamientos para madera.
Si nos saltamos este paso, a parte de que nos costará más el reparto de la pintura, también gastaremos más material para cubrir una superficie determinada.
Si quieres conseguir un buen acabado y que la pintura aplicada te dure muchos años, no debes de pintar madera sin lijar la superficie previamente.
De lo contrario, no podrás realizar un correcto mantenimiento de la puerta, el mueble o el objeto que hayas pintado.
No es necesario realizar un lijado a fondo, más bien se trata de quitar un poco el brillo a la pintura antigua y conseguir que el soporte sea un poco menos liso.
Con ello, conseguiremos que cualquier material se adhiera perfectamente a la superficie y cumpla con el pretexto decorativo para el cual ha sido diseñado.
Incluso cuando aplicamos pinturas a la tiza Chalk Paint, es recomendable lijar.
De esta forma, nos evitaremos problemas mayores en un futuro.
Problemas, como que la pintura se levanta cuando pasamos un trapo o que no podemos hacer el efecto envejecido porque quitamos la mayor parte de la pintura.