Lacar, como su propio nombre indica, es aplicar un esmalte o laca. Lacar un mueble o una puerta es un proceso muy elaborado. Requiere de un conocimiento a fondo de los materiales necesarios, los tiempos de secado y, sobre todo, de las técnicas de trabajo de todo el proceso. Dentro del proceso la parte más delicada es la preparación previa al lacado, es necesario lijar en varios pasos y aplicar los productos de imprimación necesarios para que la textura de la madera quede totalmente lisa y sin ninguna imperfección. Tras la preparación, se procede al lacado con esmalte en el color deseado. El acabado con pistola es el más perfecto, pues se consigue máxima cubrición sin huellas ni marcas de aplicación. Para realizar el lacado con pistola, se requiere de unas instalaciones preparadas para ello y unos elementos de seguridad fundamentales para realizar el trabajo en óptimas condiciones. En los lacados podemos seleccionar el nivel de brillo que deseemos, cuanto más brillo queramos más elaborado es el proceso. Con el lacado conseguimos una textura lisa, sin imperfecciones, con el nivel de brillo que se quiera. El resultado es resistente, fácil de limpiar y mantener, y duradero en el tiempo.