Recicla.
Empieza por desterrar 10 mitos sobre este tema y continúa por usar los contenedores de reciclaje y puntos limpios con responsabilidad.
Además de eso, puedes sumarte al upcycling o reciclaje creativo.
Cámbiate a las energías renovables.
Por ejemplo, contrata una empresa comercializadora de electricidad cuyo origen sea renovable.
O bien solicita que la calefacción de tu edificio apueste por este tipo de energías.
Elige la movilidad sostenible como ya te contamos.
Es decir, elegir el transporte público (con medidas de seguridad), vivir sin coche o que éste sea eléctrico son algunas de las soluciones más eficaces para ahorrar emisiones de carbono.
Cuida tu alimentación y cuidarás del planeta.
Consume productos locales y de temporada.
Además, toma mayor proporción de frutas y verduras (evita las envasadas, mejor a granel) en lugar de carnes.
Conviértete en un consumidor sostenible.
Aplica la economía circular siempre que puedas: reduce, reutiliza y recicla.
Mide el nivel de emisiones contaminantes a la atmósfera.
Es decir, recopila datos de los consumos y tradúcelos a las emisiones de CO2 equivalentes.
De esta forma serás más consciente de cómo tu compañía daña el planeta y no dudarás en tomar medidas.
Implanta sistemas de gestión ambiental certificados por organismos reconocidos.
Reduce la energía que empleas.
Existen multitud de formas para conseguirlo: instalando iluminación LED, disminuyendo el uso de los ascensores, programando la desconexión de la electricidad fuera de la jornada laboral, etc.
Formación para empleados.
Transmite el compromiso con el medioambiente de tu negocio a cada uno de los miembros de tu plantilla.
Cuantos más seamos luchando contra el cambio climático los resultados serán más efectivos.
La compensación.
En caso de no poder evitar alguna de las acciones que mayores gases de efecto invernadero emitan, tenemos un plan B: realiza proyectos de compensación.
Uno de ellos, por ejemplo, sería la reforestación de bosques en la que nosotros mismos tenemos experiencia.