¿Qué le hace el cáñamo al cuerpo humano?

Gracias a su alto contenido de ácidos grasos esenciales, las semillas de cáñamo pueden contribuir a la reducción de los niveles de colesterol y mantener la presión arterial en niveles saludables. Los nutrientes de las semillas de cáñamo pueden apoyar la salud cerebral. De hecho, un reciente estudio publicado en la revista Frontiers in Aging Neuroscience señala que los ácidos grasos presentes en las semillas de cáñamo podrían desempeñar un papel protector contra enfermedades neurodegenerativas. La fibra soluble e insoluble que se encuentra en las semillas de cáñamo también ayudan a mantener el sistema digestivo saludable, promoviendo la regularidad intestinal y la salud del colon. El consumo de semillas de cáñamo puede beneficiar a aquellos con enfermedades de la piel, como el acné o los eccemas. Su elevado contenido de zinc y magnesio fortalece el sistema inmunológico y apoya la función celular retrasando el envejecimiento. Los ácidos grasos omega-3 y omega-6 pueden mejorar la estructura de la piel y aliviar la sequedad.

Los científicos han descubierto que el cuerpo humano produce cannabinoides que pueden conducir a varios procesos en los sistemas inmunológico y nervioso y en muchas otras células del cuerpo. Los cannabinoides producidos por nuestro cuerpo se utilizan en el cerebro, el sistema inmunológico, la sangre y muchos otros tejidos del cuerpo y realizan una variedad de funciones, pero solo de manera incompleta. Entre otras cosas, es probable que participen en la regulación del sistema inmunológico, el movimiento, los procesos de aprendizaje y el procesamiento del dolor. El cannabinoide que se encuentra con mayor frecuencia en la planta de cáñamo, y que también es el principal componente psicoactivo, es el THC. Como tal, puede afectar la psique humana. El CBD, por otro lado, no tiene efecto psicoactivo y afecta a receptores completamente diferentes, como los de la adenosina o la serotonina, que juegan un papel en la regulación de la temperatura corporal y la sensación de dolor. El CBD puede debilitar o incluso cancelar los efectos psicoactivos del THC.

El sistema cannabinoide endógeno es un sistema propio de nuestro organismo que realiza funciones relacionadas con el comportamiento, el aprendizaje, la gratificación, la ingesta de comida, el dolor y las emociones, entre otros. Cuando se consume cannabis, se activa este sistema endógeno de forma externa y artificial y se alteran muchas de las funciones que desarrolla. A dosis pequeñas el efecto es placentero, mientras que a dosis altas puede producir cuadros de gran ansiedad. Inmediatamente tras el consumo se produce lo que se llama "borrachera cannábica", con sequedad de boca, enrojecimiento ocular, taquicardia, descoordinación de movimientos, risa incontrolada, somnolencia, alteración de la memoria, de la atención y de la concentración. Relajación, somnolencia, sensación de lentitud en el paso del tiempo. Desinhibición, alegría desmedida, enrojecimiento ocular. Aumento del ritmo cardiaco y la tensión arterial. Sequedad de boca. Percepción distorsionada. Empeoramiento del tiempo de reacción y de la atención. Dificultades para pensar y solucionar problemas. Dificultad de coordinación. El sistema cannabinoide desempeña un papel fundamental en el área de la memoria y hace que, de forma natural, nos acordemos más de lo agradable que de lo desagradable, ayudando a eliminar aquellos recuerdos que produjeron un impacto negativo en nuestras emociones. Cuando se sobreactiva por el consumo de cannabis se olvida todo, y es más difícil recordar cualquier acontecimiento ocurrido. También se encuentra implicado en la regulación de la actividad motora, lo que explica que el consumo de cannabis produzca una disminución del nivel de actividad y mayor dificultad en la coordinación de movimientos.