Las más resistentes son las puertas de seguridad, ya que, aunque tienen una estructura y un marco de acero y de metal como las acorazadas, están dotadas de elementos que aportan resistencia adicional, sobre todo, de unos sistemas de cierre diseñados contra ataques de habilidad y de fuerza bruta. Además, a las citadas normas EN-1627 y EN-85160, se le une que van equipadas con el bombín y escudo con que fueron ensayadas, lo que garantiza que se trata de una puerta segura en su totalidad. Las primeras son las menos seguras, aunque te resulte difícil de creer. Las puertas blindadas cuentan con una estructura de madera reforzada con dos láminas de acero, por lo que, frente a una puerta de madera normal, la seguridad que ofrecen es prácticamente anecdótica. Estructuralmente, las puertas acorazadas están un peldaño por encima de las blindadas, ya que cuentan con una estructura de acero y metal y un marco de acero, lo que las hace más resistentes. Sin embargo, las certificaciones de este tipo de puertas suelen estar desactualizadas frente a las técnicas de robo más modernas. Las puertas de seguridad están dotadas de elementos que aportan resistencia adicional, sobre todo, de unos sistemas de cierre diseñados contra ataques de habilidad y de fuerza bruta. La unión de ambas partes forma parte del grado de seguridad de la puerta. El cierre está compuesto de los anclajes laterales que se sitúan en el marco de la puerta, la cerradura, las bisagras y los anclajes laterales antipalanca. La más importante a nivel nacional es la certificación UNE-EN 85160:2013, de AENOR, que viene a complementar la europea UNE-EN 1627:2011 y que evalúa seis ítems diferentes, siendo los más significativos la resistencia de la estructura de la puerta y la resistencia de los componentes del sistema de cierre. La resistencia de la estructura de la puerta establece 5 grados de resistencia, siendo el 1, nula y el 5, la máxima.