Un entorno seguro es aquel en el que se respetan los derechos humanos y se promueve un ambiente físico, psicológico y social, incluido el digital, propicio para su ejercicio. El entorno seguro implica hacer del hogar, la escuela, el trabajo y la calle, un espacio libre de cualquier tipo de violencia; un lugar donde se propaguen amor y respeto, en el que toda persona pueda sentirse protegida, cuidada o amada. Brindar respeto y afecto. Generar ambientes propicios para la solución de problemas. Propiciar el diálogo y el entendimiento. Entender las emociones de las y los demás. Respetar puntos de vista y aceptar críticas constructivas. Evitar cualquier mensaje o signo de agresión, acoso o violencia. Generar espacios para la sana convivencia. Evitar factores de violencia. Respeta la rutina en cuanto a horarios para dormir y de comidas, para la limpieza de la casa y la higiene personal. Escucha, habla, entiende y protege sin distinción a todas y todos, dando prioridad a quienes por su edad, condición física o mental pudieran enfrentar alguna situación de vulnerabilidad. Permite que expresen sus opiniones y emociones, así como resolver sus dudas. Ofrece seguridad y estabilidad para el ejercicio de derechos y la atención de necesidades. Demuestra amor y afecto, no solo a través de abrazos o besos, sino de palabras de aliento, sonrisas y reconocimientos. Dedica tiempo a las actividades en conjunto, ya sea para el esparcimiento o la recreación, como para hacer las tareas del hogar. Establece normas y límites claros sobre las reglas con las que funciona el hogar. Propicia la participación de todas y todos cuando alguna decisión les involucre. Nunca uses castigos corporales a manera de disciplina, pues la corrección sin violencia, acompañada de una explicación clara, con ejemplos, alternativas y compromisos ayudan a interiorizar las normas y respetarlas responsablemente. Resuelve conflictos sin violencia, a través del diálogo y con empatía. Ventila a diario la casa y mantén una limpieza e iluminación adecuada. Evita el ruido excesivo. Extrema precauciones con cables, enchufes, sustancias tóxicas, conexiones de gas y agua. Limita el uso de la televisión, dispositivos digitales, internet y videojuegos. Propicia un ambiente apto para motivar la inclusión y el respeto entre todas y todos, a través de recompensas a estudiantes que muestren consideración y respeto por sus pare. Controla los lugares de mayor incidencia de acoso o violencia a través de la ayuda de personal capacitado para detectar y atender posibles casos de violencia de forma oportuna. Marca una pauta clara y estricta de respeto en el salón de clases, para controlar conductas. Si existe control en este lugar, se eliminan las probabilidades de la existencia de bullying en muchos otros. Crea un ambiente accesible en el que se resalten las capacidades y habilidades de cada persona, se minimicen las diferencias o dificultades y se otorguen herramientas de promoción de la salud y prevención de enfermedades. Promueve hábitos saludables, de seguridad y bienestar. Procura la buena salud mental, el manejo del estrés, equilibrio en las cargas de trabajo y conocimiento de funciones. Evita el sedentarismo. Impulsa la activación física. Alienta la hidratación con agua simple. Respeta los horarios de comida y alimentos saludables. Intensifica la comunicación interna sólida y permanente. Crea espacios libres de riesgos. Alista zonas de seguridad, puntos de reunión y convivencia.