Por norma general, se suele estimar que la vida útil de las sillas de oficina está entre los 5 y los 10 años, aunque hay varios factores que conviene tener en cuenta, entre los que se encuentran los materiales, el cuidado y el mantenimiento que se lleve a cabo.
Según la Nota Técnica de Prevención 1.129 publicada por el INSST, lo más importante a la hora de elegir una silla es seleccionar el modelo más apropiado para el uso que se le va a dar.
Las sillas de oficina fabricadas con los mejores materiales tienden a durar más y en mejores condiciones.
Mantener una silla limpia y prestarle ciertos cuidados regularmente puede evitar el deterioro de sus componentes y alargar su vida útil.
Dicho esto, si presenta deterioro ya pasada la cifra de 10 años, es aconsejable reemplazarla por un modelo más moderno.