La cerámica es higiénica, impermeable, difícil de rayar o romper y se limpia con cualquier detergente. Las baldosas de gres porcelánico –las más resistentes– reproducen fielmente todo tipo de acabados, incluidos la piedra, la madera o el metal, por lo que se adaptan perfectamente a cualquier estilo de cocina: desde las de estilo rústico a las industriales. Elígelas de gran formato y con bordes rectificados para minimizar las juntas, que es el punto débil de este material, ya que en ellas se puede acumular suciedad difícil de sacar. La gran variedad de cerámica existente da lugar también a una gran diversidad de precios: tienes baldosas de gres desde 20€/m2 aunque, cuanto mayores sean las piezas, más se incrementa el precio.
El suelo de madera aporta calidez a la cocina y, además, crea la sensación de espacio continuo con el resto de la casa, por lo que parece más grande. Pero no hay que olvidar que se trata de un material delicado que no soporta tan bien como otros un uso exhaustivo. Si quieres disfrutar de la estética de la madera sin ninguno de sus inconvenientes, los laminados sintéticos son una buena alternativa.
Resistentes y duraderos, los suelos de piedra natural resultan únicos, ya que cada pieza es distinta. Envejecen con elegancia y se pueden pulir para renovarlos. El granito y la pizarra son dos de las opciones más resistentes y fáciles de mantener. El mármol es otro clásico, aunque requiere tratamiento tapaporos para evitar que se manche.
El microcemento se adhiere sobre cualquier superficie existente, así como en pavimentos como en paredes. Tiene un grosor mínimo, de apenas 2-3 mm. Todo esto lo convierte en idóneo para reformas. Su precio va de unos 60 a 80 €/m2. No olvides aplicarle un tratamiento impermeable para hacerlo apto para la cocina, así como una superficie antideslizante, para evitar accidentes.
Los nuevos suelos vinílicos están realizados en PVC, son impermeables, cálidos a la pisada, se presentan en un sinfín de diseños muy decorativos y tienen un precio muy competitivo. Disponibles en rollos o en lamas con mecanismo tipo 'clic', su instalación es sencilla.