La magia del espejo infinito.
Con este experimento conseguirás un portal a dimensiones visuales ilimitadas, un túnel muy largo donde los reflejos se multiplican, pero que, en realidad, solo tiene unos centímetros de grosor.
En un espejo infinito, la magia óptica nos hace creer que existe un túnel sin final.
La luz viaja en líneas rectas y, cuando choca con un espejo, se refleja.
En este caso utilizamos dos espejos paralelos enfrentados, uno de ellos es un espejo normal y el otro unidireccional, es decir, que no oculta lo que hay detrás, como en el caso del plexiglás cubierto con el vinilo.
Cuando la luz LED, que está intercalada entre ambos, alcanza al normal, parte de ella se refleja de vuelta hacia nosotros.
Aquí está el truco: cuando el LED está apagado, el espejo infinito actúa como un espejo convencional.
Sin embargo, al encenderlo, la luz reflejada alcanza al unidireccional, que permite que pase a través de él y se refleje repetidamente entre los dos espejos.
Este proceso se repite infinitamente, creando la ilusión de un túnel sin fin.
Sin embargo, si apagas los verás que la longitud del túnel no es más que la profundidad de la caja que has utilizado para este experimento.