El tamaño mínimo recomendado para una cocina funcional puede variar según su disposición y su equipamiento pero, por lo general, se puede cumplir con las necesidades básicas de almacenaje, cocción y preparación de alimentos con unos 6 u 8 metros cuadrados. Con estas dimensiones, se pueden incluir los elementos esenciales: encimera, fregadero, placa de cocción y almacenaje. Las cocinas estándar suelen tener entre 10 y 15 metros cuadrados. En estos casos, se contempla tanto la incorporación del equipamiento necesario como la facilidad de movimiento. Los diferentes tipos de cocina se pueden clasificar en función de su tamaño en: Cocinas pequeñas, con entre 6 y 10 metros cuadrados, cocinas medianas, con entre 10 y 15 metros cuadrados, y cocinas grandes, que superan los 15 metros cuadrados.
Las medidas mínimas para una cocina práctica deben tener en cuenta tanto el movimiento de las personas como el acceso a electrodomésticos, armarios y cajones. Algunas de las medidas de cocina más importantes son las siguientes: Ancho de la zona de paso, zona de trabajo, distancia entre la encimera y los armarios superiores, altura de las encimeras. Para permitir una circulación cómoda y el acceso a electrodomésticos y armarios, lo ideal es dejar una zona de paso de al menos 90 centímetros. La zona donde se preparan los alimentos debe tener una superficie de al menos 60 centímetros de ancho por 40 de profundo. Debe haber al menos 50 centímetros de separación entre la encimera y los muebles altos.
Los muebles altos deben tener una profundidad reducida para evitar golpes a la altura de la cabeza. Para trabajar con comodidad, la altura de la encimera debe resultar cómoda para las personas que la utilizan, y facilitar una buena postura. Lo más habitual es instalarlas a unos 90 centímetros sobre el suelo. En una cocina pequeña, aprovechar cada centímetro de espacio es crucial para maximizar la funcionalidad. Algunas cuestiones para tener en cuenta en este sentido son: Muebles de cocina a medida, almacenaje en vertical, electrodomésticos compactos o multifuncionales. Las cocinas comedor son muy versátiles y prácticas cuando se diseñan adecuadamente. La clave está en la disposición de la cocina.
Lo más habitual es colocar la cocina contra la pared y añadir una isla central o una barra de cocina que puedan servir a distintos propósitos, como hacer de mesa de comedor o zona de trabajo, convirtiéndose en un espacio multifuncional. Las necesidades de la cocina se dividen en distintas zonas de trabajo que, por lo general, son cocinar, lavar y almacenar. Con esta idea en mente, es importante colocar cada zona en el punto más práctico. Por ejemplo, la zona de preparación de alimentos suele ubicarse estratégicamente entre el fregadero y la nevera, también próxima a la zona de cocción, mientras que la zona de lavado debe estar próxima a la ubicación del lavavajillas y disponer de almacenamiento cómodo y accesible.