Puedes utilizar tratamientos que transforman las superficies en antideslizantes, como líquidos que se aplican sobre el suelo y que son muy adecuados para los suelos de cerámica.
Comienza por limpiar el suelo y dejar que se seque completamente.
Después aplica el producto siguiendo las instrucciones del fabricante en cuanto a dosis y método de empleo.
Espera el tiempo indicado y aclara después con agua.
También puedes utilizar un antideslizante en aerosol, una solución muy fácil de utilizar que está especialmente indicada en espacios reducidos como cuartos de baño o, incluso, en bañeras y platos de ducha.
Se trata de una especie de barniz transparente en spray capaz de convertir una superficie resbaladiza en antideslizante.
Basta con agitar muy bien el envase antes de aplicar el producto sobre toda la zona, a una distancia de unos 20 o 30 cm.
Después de transcurrida una hora la superficie ya no resbala.
Otra opción son las cintas adhesivas antideslizantes, que son un método tradicional para evitar caídas en zonas puntuales como escaleras, rampas o pasillos.
Consiste en pegar unas cintas adhesivas que presentan una superficie rugosa, como de papel de lija.
Aunque no puede decirse que se trate de un recurso muy decorativo, es práctico y económico.
También puedes recurrir a profesionales que podrán convertir tus suelos en superficies antideslizantes, ya sean de cerámica, piedra natural o terrazo.
El tallado del pavimento es otra solución más a la hora de evitar accidentes por resbalones y caídas en casa.
El trabajo ha de realizarlo un profesional y consiste en realizar unas líneas de calado en el pavimento con una maquinaria específica que acaben con la superficie resbaladiza.