La terapia visual, también denominada entrenamiento visual, rehabilitación visual u ortóptica, es un tipo de tratamiento de optometría cuyo objetivos son potenciar la visión y corregir los problemas visuales, es decir hacer que el paciente aprenda a utilizar correctamente su visión. La terapia visual trabaja el enfoque y la coordinación visual, se aplica en casos de ojo vago o estrabismo o en casos de problemas de aprendizaje a causa de trastornos visuales, aunque también puede realizarse cuando no exista una causa orgánica de tipo oftalmológico. La terapia visual generalmente se realiza en sesiones individuales y con programas personalizados de ejercicios que ayuden al paciente a incrementar su habilidad visual y a integrar correctamente todos los sentidos. La terapia visual se lleva a cabo en dos fases, la intensiva y la de mantenimiento. La fase intensiva consiste en terapia en consulta, normalmente de una sesión por semana, de duración entre 45 y 60 minutos y 20 minutos diarios en casa. Esta fase puede durar entre 3 y 4 meses, y consistir en entre 20 y 40 sesiones. Durante estas sesiones el especialista hará realizar al paciente diversos ejercicios, movimientos, o en el caso de los niños, juegos. La fase de mantenimiento consiste en una fase de seguimiento. Una vez al mes, durante los primeros dos meses, se realizarán revisiones, que se irán espaciando en el tiempo. Todo el tratamiento de terapia visual puede tener una duración de entre 9 meses y un año. La terapia visual es un método muy efectivo en niños, que en adultos tiene gran valor como tratamiento de apoyo o refuerzo de otros tratamientos para trastornos oculares, pero sobretodo, aporta muchos beneficios contra la fatiga visual. La terapia visual, por ello, es una gran aliada no solo como tratamiento, sino como prevención de enfermedades refractivas o de otro tipo más graves que pueden generarse por problemas anteriores o por malas prácticas.