Un baño adaptado debe cumplir con la normativa de accesibilidad y contar con un espacio libre de giro de 1,50 metros de diámetro.
Barandillas y agarraderas junto al inodoro y en la zona de la ducha o lavabo.
Puerta de acceso sin desniveles y con un ancho mínimo de 80 cm.
Lavabo accesible, sin pedestal, con un espacio inferior libre para permitir el acercamiento en silla de ruedas.
Inodoro con altura adaptada, pulsador accesible y espacio lateral para la transferencia de la persona.
Suelo antideslizante y elementos de seguridad.
Los inodoros adaptados suelen tener una altura de 45 a 50 cm, superior a los convencionales, para facilitar la transferencia desde una silla de ruedas y reducir la necesidad de esfuerzo al sentarse y levantarse.
El coste de un baño adaptado varía según el tamaño, los materiales y las necesidades específicas.
De forma general, los precios suelen empezar en los 3.000 euros por una reforma básica.
La obligatoriedad de un baño adaptado depende del tipo de establecimiento los metros cuadrados, el municipio y la normativa autonómica.
Generalmente, es obligatorio en locales abiertos al público con atención presencial.
Restaurantes, bares y cafeterías de más de 50 m².
Oficinas y negocios con empleados, según la normativa laboral.
Centros sanitarios y educativos.
El espacio mínimo recomendado para un baño adaptado es de 1,50 x 1,50 metros, aunque la normativa puede variar según la localidad.
La puerta debe abrir hacia afuera o ser corredera para garantizar la accesibilidad.
Los baños adaptados deben facilitar el acceso, la movilidad y el uso autónomo.
Se caracterizan por un amplio espacio de maniobra, sanitarios adaptados, elementos de seguridad y diseño funcional y accesible para personas con discapacidad.
Los inodoros adaptados tienen una altura de 45 a 50 cm, que permite una mayor comodidad y facilidad de uso para las personas con movilidad reducida.
Las dimensiones mínimas recomendadas para un baño adaptado son 1,50 x 1,50 metros, con una puerta de acceso de 80 cm como mínimo.