La respuesta no es tan clara como parece, hoy más que nunca depende del contexto, la cultura y salud de cada persona.
En un mundo donde vivir hasta los 90 años ya no es una rareza, la pregunta sobre cuándo realmente comenzamos a ser "ancianos" está más viva que nunca.
Tradicionalmente, la barrera de los 65 años marcaba el inicio de la vejez, en gran parte porque coincidía con la edad de jubilación en muchos países.
Pero en la actualidad, ese límite cronológico parece haber quedado obsoleto.
Con el aumento de la esperanza de vida y los avances en salud, muchas personas mayores de 65 años siguen trabajando, hacen ejercicio, viajan y mantienen una vida social activa.
Cronológicamente, la edad ya no funciona como una medida de envejecimiento, la ancianidad está más vinculada a un factor biológico y funcional que numérico.
En resumen, la vejez ya no empieza a una edad determinada.
Es más bien un proceso individual, influido por factores biológicos, psicológicos y sociales.
Hoy más que nunca, ser anciano es más cuestión de actitud que de años.