Cerrar la puerta de la habitación de los niños podría marcar la diferencia entre vivir o morir en caso de que se produjera un incendio. Cerrar la puerta puede salvarles la vida. El experto comenta que ha realizado alrededor de 40 incendios fatales y que más de la mitad de las víctimas estarían vivas si dormían con las puertas cerradas y tenían detectores de humo en casa. Los incendios se alimentan de oxígeno y cuando una puerta se deja abierta, proporciona una fuente de aire que actúa como una bomba alimentando las llamas. Cuando cerramos las puertas, la fuente de aire se corta, lo que priva al fuego de oxígeno y proporciona una barrera para inhibir la propagación de las llamas y el humo. Con la puerta cerrada, hay menos posibilidades de que el humo tóxico entre en los pulmones, o al menos se gana tiempo hasta que puedan rescatarnos. La diferencia de temperatura durante un incendio es abismal y también cuestión de vida o muerte. La plataforma Close your door ha realizado un experimento impactante simulando un incendio en una casa con una habitación abierta y otra cerrada. Los materiales sintéticos que tenemos en casa encienden mucho más rápido, por lo que si hace 40 años se disponía de 17 minutos para escapar de un incendio, hoy solo se dispone de tres minutos.