La seguridad es el primer factor que debemos tener en cuenta en una habitación infantil.
Lo ideal sería contar con algún tipo de iluminación muy resistente y, porque no decirlo, preferentemente irrompible.
Los cables de las lámparas de pie o de mesa no deben colgar libremente ya que cualquiera que pase corriendo podría engancharse y lo mínimo que podría pasar es que la lámpara cayera al suelo y se rompiera.
Por supuesto, es recomendable colocar tapas de seguridad en los enchufes, evitar elementos que tengan puntas, etc.
En este punto la iluminación LED es la que ofrece el mayor grado de seguridad.
Podemos, por ejemplo, escoger bombillas fabricadas en policarbonato, un plástico altamente resistente a los impactos que evitará que la estancia se llene de pequeños cristales si ocurre cualquier accidente.
Además, este tipo de bombillas no contiene materiales tóxicos como las fluorescentes y apenas emiten calor, por lo que evitamos que un niño se pueda quemar si la toca.
Del mismo modo que con cualquier otro producto que adquirimos, es importante que cualquier lámpara o bombilla que compremos cuente con el marcado CE y RoHS, que garantizan que cumple las directivas europeas de calidad y no contiene materiales tóxicos.