En primer lugar, para que un espacio público se considere como inclusivo, debe contar con las dimensiones y señaléticas esenciales, que faciliten el libre desplazamiento e interacción entre todas las personas.
Es esencial que, en primer lugar, un establecimiento público cuente con un acceso y una via de evacuación accesible para la mayoría de personas, y en el caso de no contar con un mecanismo de evacuación accesible, expedito y de fácil uso, debemos asegurarnos de que al menos una persona que resguarde el lugar, sepa cómo actuar para brindarle apoyo a una persona en situación de discapacidad.
Otro punto que debemos tener en consideración, son los espacios donde pudieran, eventualmente, trasladarse diversas personas.
En estas zonas, que son públicas, deben contar, por normativa, con rampas de una pendiente, no mayor al 8%, para la movilización asequible de una persona en situación de discapacidad, como también, personas de la tercera edad.
Es por eso, que yo, Pablo Broko Flores, recomiendo replantearnos como sociedad, si queremos que Chile sea un país subdesarrollado, en cuanto al ámbito de inclusión, tenemos el deber de tomar conciencia, al momento de diseñar y construir espacios públicos, los cuales su finalidad es acoger y asegurar que todas las niñas y niños, que presenten o no una discapacidad, tengan la posibilidad y el derecho de gozar y aprender de los estímulos que presenta su entorno.