Es fundamental contar con una buena capa de aislamiento en todas las entradas a la vivienda, y en este caso, la puerta de entrada. El estado de la puerta y su ajuste al marco es fundamental, por lo que debemos comprobar si la puerta cierra correctamente o presenta algún tipo de deformación. El diseño de la puerta y del marco también puede afectar al aislamiento térmico, por ejemplo, una puerta con ranuras en el panel de cristal puede perder más calor que una puerta sin ellas.
El sistema de aislamiento térmico por el exterior es una solución integral que permite aislar térmicamente la fachada y la puerta de entrada. Los burletes y placas aislantes son soluciones económicas y fáciles de instalar que permiten reducir las infiltraciones de aire. Si la puerta tiene una ventana, el vidrio debe ser de calidad y tener una buena capacidad aislante, en este sentido, los vidrios dobles o triples son los más recomendados.
Es importante asegurarse de que el marco de la puerta también esté correctamente aislado, para ello, se pueden utilizar materiales aislantes como la lana de roca o el poliestireno. La calidad de la puerta es crucial, si la puerta es antigua o presenta un diseño poco eficiente, es necesario considerar la posibilidad de sustituirla por una puerta moderna que cuente con un buen sistema de aislamiento térmico. El material de la puerta es relevante para su aislamiento, las puertas de madera maciza o las de PVC son las más recomendadas.
El grosor de la puerta también es un factor importante, se recomienda que tenga un grosor mínimo de 4 centímetros para asegurar un buen aislamiento. En definitiva, contar con una buena capa de aislamiento en la puerta de entrada es fundamental para conseguir un hogar más confortable y reducir el consumo energético.