En la mayoría de casos, certificarse en ISO no es obligatorio.
Las empresas deciden llevar a cabo dicho procedimiento simplemente por las numerosas ventajas y beneficios que esto les supone: reconocimiento, compromiso, credibilidad, mayor competitividad en su sector, etc.
Sin embargo, en ocasiones, para solicitar licitaciones que el gobierno ofrece, las organizaciones se ven obligadas a cumplir con ciertos requisitos, entre ellos: la certificación ISO.
Es por esto por lo que certificarse en ISO, a veces, se puede convertir en una obligación si se quiere beneficiar de alguna ayuda.
La obtención de un certificado ISO se persigue, fundamentalmente, por dos motivos:
CRECIMIENTO: No conformarnos.
Nuestra empresa merece ser reconocida, conseguir un buen prestigio, conformarse por un grupo humano con conocimiento, rentabilizar su gestión e, incluso, reducir costes.
ADQUISICIÓN DE AYUDAS: Tal y como hemos mencionado anteriormente, en la actualidad, ya son varios certificados ISO los que se recogen como requisitos indispensables para poder solicitar ciertas licitaciones.