La certificación es el proceso llevado a cabo por una entidad reconocida como independiente de las partes interesadas, mediante el que se manifiesta la conformidad de una determinada empresa, producto, proceso, servicio o persona con los requisitos definidos en normas o especificaciones técnicas. La certificación va dirigida a cualquier tipo de empresa, independientemente de su tamaño, ubicación o área de actividad, y no necesariamente a las grandes empresas, resultando más útil incluso para empresas pequeñas y medianas con menos reconocimiento en el mercado y cuya necesidad de generar confianza en sus grupos de interés es, si cabe, mayor. En algunos casos es un requisito imprescindible para poder vender, ya sea por consideraciones legales, o porque los compradores del producto siempre lo solicitan, lo cierto es que se trata de un proceso voluntario. La evaluación de la conformidad requiere con frecuencia la realización de ensayos de tipo, de vigilancia o de autocontrol sobre los productos que son objeto de algún tipo de certificación. Utilizando las metodologías analíticas más avanzadas, se realizan análisis fisicoquímicos, microbiológicos y sensoriales en productos alimentarios o productos de cosmética, higiene y detergencia, entre otros. La evaluación de conformidad es cualquier evaluación llevada a cabo para determinar si un producto, proceso o sistema de gestión cumple unos requisitos específicos. La verificación de la conformidad implica la comprobación de la conformidad de los productos con arreglo a normas nacionales o su equivalente internacional.