Naturalmente, lo primero es determinar la variable a medir.
La segunda etapa es seleccionar el rango sobre el que se realizará la medición.
Que el sensor pueda medir sobre todo el rango de interés.
En algunos casos puede ser útil seleccionar un sensor que no supere demasiado ese rango, para mejorar la definición de la medición.
Es importante verificar qué precisión se necesita en el proyecto.
Se trata de la capacidad del sensor de brindar los mismos valores medidos para los mismos valores sensados a lo largo del tiempo.
Es importante tener en cuenta el entorno en el que funcionará el sensor.
Algunos de estos factores pueden ser: Temperaturas extremas.
Presencia de agentes corrosivos o tóxicos.
Ambientes explosivos.
Impermeabilidad.
Presencia de campos electromagnéticos fuertes.
En definitiva, toda condición que pueda afectar tanto la medición como la vida útil del sensor.
Otro aspecto a tener en cuenta es evaluar con qué interfaz se conectará el sensor al sistema de adquisición.
Si es una interfaz analógica, se debe considerar el rango de tensión que ofrece, la resolución del conversor A/D y otros factores.
Si es un tipo de sensor ON/OFF, se debe verificar que las tensiones lógicas entre el sensor y el microcontrolador sean compatibles.
Por último, si la interfaz es de tipo digital, tener en cuenta que el microcontrolador tenga disponible esa interfaz.
Todos los sensores requieren algo de energía para poder funcionar.
A veces la alimentación del sensor debe hacerse de manera independiente al microcontrolador, mientras que otras veces se puede utilizar la misma fuente.
En ocasiones puede ser necesario agregar capacitores en paralelo para filtrar ruido y mantener estable la tensión de alimentación del sensor.
También hay que considerar el largo de los conductores, su aislación, el blindaje si fuera necesario, etc.
Finalmente, en los nodos que se alimenten a baterías, es de vital importancia que los sensores consuman lo menos posible, para prolongar el período de recambio de baterías.