La ergonomía, en pocas palabras, es la ciencia que busca adaptar los entornos, productos y sistemas a las necesidades físicas y psicológicas de las personas.
En el contexto del diseño de interiores, la ergonomía se traduce en la creación de espacios que favorezcan el confort, la eficiencia y la seguridad.
Un espacio diseñado ergonómicamente mejora la comodidad de las personas, ya sea en su lugar de trabajo o en su hogar.
Un sofá con el respaldo adecuado no solo se ve bien, sino que también evita molestias en la columna tras largos periodos de uso.
La disposición estratégica de los elementos permite un uso óptimo del espacio.
En una cocina, por ejemplo, aplicar el "triángulo de trabajo" (entre la nevera, la estufa y el fregadero) mejora la funcionalidad y reduce los movimientos innecesarios.
Diseñar con ergonomía no es solo una tendencia, sino una necesidad.
Un escritorio ergonómico estaría diseñado a la altura adecuada para evitar molestias en la espalda o el cuello.
Las sillas ajustables y un teclado ubicado correctamente pueden prevenir lesiones a largo plazo, como el síndrome del túnel carpiano.