Una silla de oficina debe ofrecer una serie de ajustes que permitan a la mayoría de los usuarios encontrar una posición cómoda para su uso. El hecho de que una silla sea cómoda para nosotros es una evaluación subjetiva, relacionada con algunos parámetros físicos, como nuestra altura, la conformación de nuestra espalda, etc. Pero en general, una silla de oficina se puede definir como ergonómica si se ha realizado un estudio científico que demuestre su comodidad para el 90% de los posibles usuarios, es decir, si cumple con los requisitos establecidos por la norma de referencia. La norma es un conjunto de reglas que, si se respetan, permiten que un asiento se considere ergonómico y adecuado para su uso profesional en un entorno de oficina, es decir, para un uso profesional y continuado. Respetando estas dimensiones y ajustes, es como si la silla hubiera sido sometida al estudio científico del que hablamos anteriormente. La Norma establece una serie de requisitos dimensionales para garantizar la ergonomía del asiento. La Norma establece que el soporte lumbar de la silla debe tener una altura ajustable de 17 a 22 cm con respecto al asiento. Esto permite que todos los usuarios que utilicen esa silla, desde el más pequeño hasta el más grande, en el 90% de los casos puedan ajustar el soporte en una posición cómoda. Y lo mismo sucede con el asiento, el mecanismo y los reposabrazos, para los que la Norma establece campos de ajuste específicos. Una silla ergonómica permite trabajar en la POSICIÓN ESTÁTICA RECOMENDADA. La lista de verificación a seguir para una postura correcta es la siguiente: – Pies bien apoyados en el suelo – Muslos horizontales y pantorrillas verticales – Brazos bien apoyados en los reposabrazos y doblados a unos 90° – Espalda bien apoyada en el respaldo – Hombros y cuello relajados, con la cabeza recta – Monitor a una distancia de aproximadamente 45-60 cm y con el borde superior a la altura de los ojos. Esta postura llamada ESTÁTICA es aquella en la que el esfuerzo muscular se reduce al mínimo. Las investigaciones más recientes en el campo de la ergonomía recomiendan alternar esta postura con una postura DINÁMICA en la que la silla permite que la pelvis realice movimientos suaves que favorecen una mejor circulación sanguínea en el cuerpo. Otro consejo siempre dictado por estas investigaciones: alternar fases de trabajo sentado con fases de trabajo de pie.