La regla del triángulo de trabajo establece que los tres puntos principales de actividad en una cocina deben formar un triángulo imaginario: Zona de cocción (placa o cocina) Zona de lavado (fregadero o lavavajillas) Zona de almacenamiento/refrigeración (frigorífico)
Este triángulo permite que los desplazamientos entre estas zonas sean rápidos, fluidos y sin obstáculos, minimizando pasos innecesarios y mejorando la eficiencia del movimiento mientras cocinas.
Según la forma de tu cocina, la aplicación de esta regla cambia: Cocina en L Muy habitual. Permite formar un triángulo limpio y cómodo entre frigorífico, fregadero y placa.
Cocina en U Ideal para aplicar el triángulo clásico. Cada vértice del triángulo puede ocupar una de las tres paredes.
Cocina en línea recta No se forma un triángulo como tal, pero se recomienda seguir un orden lógico lineal: frigorífico → fregadero → zona de cocción.
Cocina con isla Perfecta para integrar una de las tres zonas (por ejemplo, la placa o el fregadero) en la isla, y así completar el triángulo
Una cocina bien planificada reduce la fatiga, aumenta la seguridad y mejora la experiencia diaria.
No se trata solo de diseño bonito, sino de funcionalidad: Menos desplazamientos innecesarios
Menor riesgo de accidentes (por ejemplo, si el fregadero está lejos de la placa)
Más comodidad cuando varias personas usan la cocina a la vez
Aplicar la regla del triángulo de trabajo es una forma sencilla pero poderosa de garantizar que tu cocina no solo luzca bien, sino que funcione bien.
Ya sea una reforma completa o un diseño desde cero, tener en cuenta esta distribución es clave para lograr una cocina ergonómica, práctica y adaptada a tu ritmo de vida.